Agua termal de La Roche-Posay: una auténtica maravilla de la naturaleza.
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La Roche-Posay tiene un objetivo doble:
Nuestros productos para el cuidado de la piel deben ajustarse de forma efectiva a las necesidades de las personas con piel sensible al tiempo que se garantiza una tolerancia óptima para que resulte suave para todos los tipos de piel, incluida la piel sensible.
Esta tarea no podría llevarse a cabo si no fuera por “los hombres y mujeres de La Roche-Posay que, gracias a su compromiso y talento, pueden transformar cualquier desafío tecnológico en un éxito”, como nos recuerda Muriel Bayer-Vanmoen, directora de desarrollo internacional de productos de cuidado de la piel.
La creación de un producto de cuidado de la piel siempre supone un nuevo reto que moviliza a nuestros equipos durante casi dos años desde el momento en el que se elige un ingrediente activo.
Hay tres principios que guían sus pasos en cada fase de trabajo: la estricta selección de materias primas, una alta concentración del ingrediente activo principal y una formulación perfecta protegida por un sistema de conservación optimizado. Durante la fase de diseño, la fórmula pasa por una cantidad descomunal de pruebas de tolerancia en condiciones normales de uso. Si durante las pruebas se llega a la conclusión de que la tolerancia no es aceptable (en términos de alergias o confort), nuestros laboratorios vuelven a empezar la fórmula desde cero.